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Claves para navegar el portafolio en tiempos de pandemia: planificación, evaluación y rapidez
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Si estudiamos la historia de las pandemias a nivel mundial, vemos que han generado impactos económicos de largo plazo cuya recuperación ha sido impredecible. La pandemia del COVID-19 se ha extendido a todos los continentes y América Latina y el Caribe no es la excepción. A nivel global, economistas, formuladores de políticas, gobiernos e instituciones en general están realizando una innumerable cantidad de esfuerzos para recolectar información, analizar y pronosticar estos impactos. Si bien considerar lo sucedido en Asia, quien primero ha sufrido la pandemia, podría ofrecer algunas pistas, la mayoría de los países siguen evaluando impactos a nivel local, ajustando políticas y procedimientos para mitigar los riesgos de forma puntual. Lo mismo sucede a nivel de las entidades financieras y de las pequeñas y medianas empresas en América Central y del Sur.
COVID-19 ha impactado en la cadena de producción y suministro y como consecuencia ha perturbado los mercados con importantes repercusiones en las entidades financieras. Si bien a la hora de navegar la crisis es importante contar con recursos financieros y técnicos, adquirir los conocimientos necesarios para superar estos desafíos es imperante.
Contar con aliados con experiencia en entornos difíciles puede ser la diferencia a la hora de la recuperación. La Corporación Financiera Internacional (IFC), la entidad del Grupo Banco Mundial, es un proveedor y movilizador de capital y conocimientos, con larga trayectoria a nivel mundial en el sector privado en los países en desarrollo. La entidad ha enfocado sus programas de inversión en apoyar a los clientes existentes, y en brindar asesoría y respuesta rápida, sobre la base de conocimientos y mejores prácticas. Experiencias adquiridas a partir del trabajo con clientes a nivel global, quienes ya han experimentado las distintas etapas de la crisis, le han permitido capturar aprendizajes y convertirlos en modelos para ser utilizados por aquellos que comienzan a transitar su impacto.
Diseño de herramientas técnicas
Con el objetivo de facilitar estos conocimientos y con el apoyo de asociaciones de microfinanzas de la región, 400 representantes de 150 instituciones financieras pertenecientes a más de 12 países (Colombia, México, Perú, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Bolivia, Centroamérica, y Costa Rica entre otros) se reunieron virtualmente para participar en un seminario ofrecido por IFC [1]. El mismo forma parte de una serie de actividades diseñadas para poner a disposición herramientas técnicas que permitirán a los equipos financieros prepararse para la toma rápida de decisiones en tiempos de crisis.
Estas herramientas incluyen instrumentos de gestión de riesgos para la continuidad del negocio y el desarrollo de planes de contingencia, guiados por equipos de expertos de forma presencial y remota, especialmente en aspectos de crédito, liquidez y capital.
En momentos de disrupción generalizada, la planificación y la preparación son esenciales. No sólo se requiere contar con planes de contingencia para asegurar la continuidad del negocio en momentos de crisis, sino también contar con un plan para el “día después”, cuándo se normalice la operación. La iniciativa incluye tres aspectos de la planificación: gestión de crédito, continuidad del negocio y gestión de riesgo integral. Un ejercicio cardinal a la hora de evaluar y mitigar riesgos son las pruebas de estrés.
¿Qué son las pruebas de estrés?
Estas pruebas son utilizadas por instituciones financieras como parte de su gestión interna de riesgo y es un instrumento que permite controlar la institución en momentos de dificultad. Proveen una evaluación futura a fin de identificar, por ejemplo, las áreas de tolerancia al riesgo de la institución y la adecuación de su capital en escenarios futuros adversos.
Este ejercicio, que IFC realiza con modelos construidos ad hoc para cada cliente, permite comprender los impactos, las áreas de enfoque, y fundamentalmente, facilita el desarrollo de planes de mitigación y contingencia. Cabe mencionar que estos ejercicios son transversales a la institución y, si bien comienzan en el área comercial, definiendo metas y objetivos, todas las áreas de la organización interactúan. Una característica clave en este ejercicio es la intensa comunicación y retroalimentación constante a nivel interno y externo, analizando permanentemente el entorno en el que opera la organización.
La calidad de los activos, el impacto sobre los flujos de efectivo y los “colchones” de liquidez, así como el riesgo cambiario, el plan de recuperación y continuidad comercial, son algunas áreas clave a mirar con más cuidado por parte de las instituciones financieras durante este ejercicio.
Además, no solo se evalúan las limitantes en términos de costos, sino también las oportunidades de desarrollar nuevas iniciativas o incrementar las capacidades existentes, como es el caso de la capacidad tecnológica de la institución. También se evalúan las expectativas y cómo los distintos escenarios afectan al país, o al segmento en el que operamos, para proyectar la incidencia en el portafolio.
El resultado del ejercicio indicará la suficiencia de capital necesario y la liquidez requerida en el corto y en el mediano plazo (que en tiempos de COVID se realizan para un horizonte de tres, seis y doce meses).
Ganadores y perdedores
Algunos ejemplos de las decisiones que las instituciones están tomando en este momento son el ajuste y rebalanceo de la cartera, priorizando industrias o sectores con posibilidades de mantenerse y hasta crecer, como por ejemplo el sector de salud, ciertos bienes básicos y la tecnología.
Algunos sectores que están capeando el temporal son la agricultura, el sector farmacéutico, el comercio electrónico y las telecomunicaciones. Otros sectores se están reinventado, como por ejemplo las entregas a domicilio, la industria del entretenimiento, los restaurantes y los servicios públicos.
Algunas entidades han reducido el nivel de exposición de su cartera en sectores como el turismo o la aeronavegación comercial y han decidido vender parte de sus carteras a operadores con un apetito de riesgo mayor. Reducir dividendos, buscar capital o patrimonio adicional, son otras opciones que las instituciones están analizando como mecanismos de supervivencia. Una tendencia que se está profundizando ante la vulnerabilidad del personal frente a la pandemia es la automatización de los procesos internos que, por un lado, permite eficiencias, y por el otro, imprime una cierta deshumanización a la actividad.
Mientras tanto en Asia
Instituciones en el mercado asiático han optado por implementar políticas y planes de otorgamiento de nuevas líneas de crédito y de gestión de cobranzas. Algunas de ellas han implementado unidades de cobro para cada segmento pyme con sistemas manuales de recolección, con incentivos extraordinarios para los equipos de cobranza o unidades con especialización en determinados segmentos e industrias. La mayoría han implementado programas de capacitación crediticia para todo el personal con el objetivo de no “ahogar” a sus clientes.
Escuchar a los clientes
A nivel de la región, algunas acciones rápidas implementadas por distintas entidades incluyen actividades de inteligencia de mercado para “escuchar a sus clientes”, lanzando encuestas para entender cuáles son los cambios ocurridos en los diferentes portafolios. Algunas entidades han implementado entrevistas con clientes para conocer las necesidades, y otras, como en el caso del IFC, han puesto en marcha estudios integrales de mercado en los segmentos pymes para conocer el impacto con mayor profundidad.
La velocidad es la clave
Establecer pautas claras con límites y umbrales, así como establecer roles predefinidos como autoridades delegadas, permite analizar rápidamente las opciones disponibles y acelerar la toma de decisiones. Como parte de la preparación, es necesario revisar la situación contractual, las garantías, valoraciones y los flujos de efectivo de cada cliente para estar preparados, antes de que se manifiesten los incumplimientos y así evitar sorpresas.
La recuperación crediticia es una carrera en la que la respuesta rápida es la clave. Y esa respuesta estará disponible si la estrategia de negocio no solo incluye planes de mitigación, sino también de prevención que permitan identificar con anticipación a los clientes más débiles, a fin de preparar ofertas y paquetes para respaldar a cada uno de ellos.
[1] Sobre el seminario
El seminario en línea: “Pruebas de estrés y puesta en marcha de iniciativas inmediatas en el contexto de COVID 19” fue llevado a cabo el 14 de mayo de 2020, en el marco de la Serie de Seminarios en línea sobre COVID-19 y fue organizado por el equipo(i) de Servicios de Asesoría, Grupo de Instituciones Financieras (FIG) de la Corporación Financiera Internacional (IFC), entidad del Grupo Banco Mundial, con el apoyo de asociaciones de microfinanzas de América Latina y el Caribe: Asomicrofinanzas, Asomif Perú, Fepcmac, ProDesarrollo y Redcamif(ii).
[i] Liliana Pozzo, Líder Regional de Asesoría a Entidades Financieras, José Félix Etchegoyen, Especialista en Asesoría a
Entidades Financieras, Gloria Tercero, Oficial de Operaciones, y Martin Spahr, Especialista en Microfinanzas.
[ii] Asociación Colombiana de Instituciones Microfinancieras, Asociación de Instituciones de Microfinanzas del Perú, Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito, ProDesarrollo, Finanzas y Microempresa, A.C., Red Centroamericana y del Caribe de Microfinanzas.